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Un abrazo, Don Ricardo

Tradicionalmente este blog es para comentar eventos, novedades, noticias, hechos del deporte. Pero hoy con la excusa de todos, espero interpretar a muchos amigos del desaparecido ex-presidente de RCN Radio, Don Ricardo Londoño Londoño.

Un ser genuino, de un bajo perfil infinito, el mismo que pidió a su familia para sus últimos días, en los que dio la pelea contra una penosa enfermedad, encerrado en su círculo. No quería lamentos ni visitas.

Nacido en Antioquia, y colombiano de todas las regiones. En su dilatada trayectoria en la Organización Ardilla Lulle, cumplió funciones de desarrollo en Postobón, RCN Radio y Televisión, entre otras. En Pereira, donde conoció a Alba, su hoy viuda, Neiva, Medellín, siempre fue grato compartir con él, algún espacio.

Su gran virtud era el dialogo. Nunca fue ni autoritario ni intransigente. Quizás por eso, cualquiera que lo haya visitado en sus oficinas de puertas abiertas, 24 horas, se llevo siempre una buena opinión .Así fuera para discutir diferencias profundas. Era de una accesibilidad sin límites. Usted iba a pelearle un aumento y terminaba dándole la razón y hasta ofreciendo un poco para paliar lo que siempre expuso como situación difícil. Genial.

Hombre del deporte, futbolero, hincha del "Poderoso "DIM, con el que sufrió las duras y las otras. Paciente en extremo y consejero excepcional para todos.

Se ha marchado, dejando una huella que nadie podrá negar y menos debatir. El se gano el aprecio de sus compañeros, de los competidores y lo que es más importante de cualquier persona que lo hubiera conocido.

Luego de retirarse de la compañía, por jubilación, se dedico a estar entre Bogotá, Cartagena, Medellín y Pereira y algunas veces en sitios aledaños a la capital, en los que compartía algún brindis, o un chico de billar.

Se marcho un compañero de la brega radial, pero ante todo un amigo-jefe de ribetes excepcionales.

Nos resta provocar una oración a todos los que lo conocieron, gozaron de su aprecio y supieron lo que era la genuina amistad .A su viuda, hija, nietos y familiares,
solo nos resta ofrecer nuestro hombro para que lloremos juntos.