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¿Y si volvemos a presumir la inocencia?

Son tantas las normas que hoy se presume culpable a todo ciudadano y cada quien debe demostrar su inocencia ante cada circunstancia. El principio aquel de presumir la inocencia no existe más y hoy nos miran con sospecha en todos los rincones.

Al ingresar a un centro comercial o al abordar un avión debo demostrar que no soy terrorista y en la notaría que soy quien soy y no una estafadora. En el banco no puedo contestar el celular porque presumen que puedo ser una atracadora y hasta en la tienda miran con desconfianza si pago con un billete de 50 mil porque de pronto lo acabo de falsificar.

Ni hablar de obtener un crédito o de tomar en arriendo un inmueble. En todos los lugares se es culpable hasta poder demostrar lo contrario. Para los ciudadanos del común las leyes, las normas, las reglas, los manuales, los reglamentos, se han convertido en un laberinto eterno del que a veces no logramos salir. Pero eso sí, delincuente que se respete tiene un abogado o varios que le tienden su hilo de Ariadna para salir indemne del camino por más complicado que sea y con total impunidad.

Me pregunto ante esta realidad: ¿Cuántas leyes tenemos vigentes en Colombia? ¿Cuantas se usan? ¿Cuántas no conocemos la mayoría de los ciudadanos? ¿Cuántas han servido de verdad para frenar delitos o mejorar la convivencia?

Difícil encontrar respuestas pero tengo la impresión de que muchas de esas leyes no pasan de ser un paquete de buenas intenciones -en el mejor de los casos- o -en el peor- un camino usado por los delincuentes y corruptos que las conocen y las manipulan a su antojo mientras los de a pie nos quedamos indefensos sin conocer sus vericuetos.

Los historiadores lo dirán con propiedad pero entiendo que las leyes las inventamos los seres humanos en su origen como una fórmula para regular la vida en sociedad, establecer límites y aplicar castigos, si fueren necesarios. Con seguridad han servido pero en algún momento de la historia perdimos su sentido y hoy las leyes se han convertido en un fin en si mismo: hay un problema... ¡se crea una ley! Como si eso fuera garantía de solución. Se penalizan las conductas, se aumentan las penas y se hace política promoviendo la mano dura contra todo tipo de delitos. ¿Pero será que los problemas se solucionan penalizando? ¿Será que nos protegemos si presumimos la culpabilidad de entrada?

¿Nos hemos ganado el tratamiento de delincuentes? Algunos dirán que sí y que la corrupción que lo permea todo así lo demuestra. Sin embargo, yo prefiero ver el vaso medio lleno y por eso creo que hay muchos ciudadanos que se levantan (nos levantamos) cada día para tratar de vivir sin delinquir. ¿No será que necesitamos menos leyes, cumplir las fundamentales tratar de recuperar el principio de "se presume inocente"? Si penalizar nos está enredando de pronto el camino que debemos transitar en muchos casos es despenalizar.